Un antropólogo forense texano, Clyde Snow, llega a la Argentina en 1984 para asesorar en la recuperación e identificación de restos de desaparecidos. En su primer caso, deberá identificar los restos de una pareja joven y sus tres hijos pequeños. Solo que el trabajo dará lugar a un enigma más grande, todavía irresuelto.
Animado por jueces argentinos, Snow trata de formar un grupo de antropólogos y médicos forenses para enseñarles su método, basado en la excavación arqueológica. Ante la resistencia de los peritos y profesionales más experimentados, recurre a jóvenes estudiantes. Entre ellos están los que serán fundadores del Equipo Argentino de Antropología Forense.
Tres tumbas N.N. en el Cementerio Parque, en las afueras de la ciudad de Mar del Plata, registradas a comienzos de la dictadura abren comienzo a una investigación escabrosa. Los familiares se resisten a las exhumaciones.
Ahora sin Snow, que está en EE UU, los estudiantes son convocados por un juez para la exhumación de unos 30 cuerpos que fueron dinamitados en un descampado en 1977. En este episodio se cuenta una de las historias más negras de la represión.
A fines de 1987, los crímenes del clan Puccio son tapa de todos los diarios argentinos. Una familia del elegante barrio de San Isidro, que secuestraba y mataba a sus vecinos, por los que cobraba suculentos rescates. Ya caída la banda, uno de sus miembros confiesa el paradero del empresario Eduardo Aulet, una de las víctimas. El Equipo de antropólogos decide actuar de oficio en la identificación de los restos.
A partir de la sanción de las leyes de punto final y obediencia debida, la investigación de los crímenes de la dictadura se ve limitada, cuando no directamente interrumpida. La Justicia no acepta nuevas denuncias, por lo que el Equipo sólo puede avanzar en casos ya presentados. Esto abre una nueva época para el Equipo.