El especial, compuesto por tres cortos, busca reflexionar sobre la complejidad que supone dar respuesta a la epidemia del VIH/sida.
Dos jóvenes se encuentran y enamoran. El conflicto surge cuando ella le cuenta que vive con VIH. Enmarcada en una fábula de barrio, esta historia busca reflexionar sobre la discriminación y la desinformación que rodean al VIH/sida.
Una pareja está esperando un hijo y, al hacerse los análisis pertinentes, ella descubre que tiene VIH. El conflicto gira en torno a los miedos y prejuicios frente la posibilidad de que una persona con VIH pueda ser mamá de un hijo sin el virus.
Un abogado que vive con VIH no sabe cómo contárselo a su hijo adolescente. Trabaja para una empresa donde se realizan –ilegalmente- análisis de VIH al personal. El conflicto comienza cuando la selectora de personal se ve obligada a rechazar a la hija de una persona muy querida al conocer su diagnóstico positivo que, además, no puede develar. Así, diversos personajes recorren esta historia enmarcado en los miedos, la falta de información, los prejuicios y la discriminación que circulan alrededor de la problemática. Una historia simple que nos muestra que, finalmente, todos convivimos con el VIH.
El dueño de una mueblería, que vive con su mujer y sus dos hijos, atropella a un joven que vive con VIH, a quien termina integrando a su familia. Esto los lleva a un enfrentar un verdadero desafío. Por otro lado, un joven que vive con VIH vuelve de España a su país. Su madre deberá derribar sus prejuicios al convivir con la nueva realidad de su hijo, a pesar de ella misma estar empapada con la temática por ser enfermera.
Una pareja se separa luego de 30 años y cada retoma su vida amorosa. La hija de ambos transita los últimos meses de embarazo en medio de las inseguridades y el fantasma del VIH. La historia transcurre entre situaciones que rozan el absurdo y que nos demuestran que no es necesario vivir con VIH para entender que el virus forma parte de nuestras vidas.
Una mujer sufre la repentina muerte de su marido en un accidente tras quince años de relación. En el entierro descubre que, al momento del accidente, su esposo iba acompañada de una mujer. Con la ayuda de su mejor amigo y de su hija adolescente, la protagonista intentará desentrañar su identidad. En este recorrido descubrirá que todos estamos expuestos al VIH.
Una mujer descubre que tiene VIH a través de un análisis de rutina. A partir del diagnóstico deberá enfrentar sus miedos y los de su pareja, las desilusiones y los desencuentros. Pero también se mantendrá viva la esperanza y los sueños de los dos. Es una historia que nos enfrenta con los desafíos que representa un resultado de VIH positivo y que nos invita a reflexionar acerca de que siempre es mejor saber que no saber.
Dos adolescentes, hijos de dos parejas de amigos de toda la vida, se enamoran. El conflicto surge cuando se devela que uno de los jóvenes tiene VIH y sale a la luz que sus padres, para protegerlo de posibles reacciones adversas de la gente, prefirieron no contarlo. Así, se ponen en primer plano los prejuicios y cómo cambia la percepción hacia una persona cuando se da a conocer el diagnóstico.
Un actor en decadencia debe competir con la figura del momento por el papel protagónico que le devolverá la fama y el prestigio perdido. Para ello, decide investigar sobre el VIH, y así es que conocerá a una joven con VIH y también a su padre. Después de atravesar situaciones desopilantes, el protagonista entenderá que no es necesario vivir con el virus para comprometerse en la respuesta a la epidemia.
Distintas situaciones extremas llevan a los protagonistas a descubrir que son los vínculos los que nos sostienen cuando estamos por caer: el amor de un padre que aprende a aceptar las elecciones de su hijo, la incondicionalidad de una amiga o la calidez de una vecina que es parte de la familia.
Un hombre se reencuentra con su hija luego de 20 años. El ahora “abuelo” conocerá a su nieto, quien se convertirá en su apoyo incondicional cuando la vida se torne un tanto difícil. Todos en la familia entenderán que la vida es también aceptación; aprenderán no solo a confiar en el otro sino también tomarán conciencia de la importancia de cuidarse entre sí.
El cumpleaños de Haydeé (Aizemberg) será no solo un momento para el reencuentro familiar - sus hijos, Andrea (Pietra) y Mariano (Rodríguez); su nuera Paty (Lobo); su hermano Norbi (Gioa); sus nietos Camila (Bengoechea), Julia (Grandinetti) y Tiago (Mutti Spinetta) - sino también una invitación a la reflexión: nunca es tarde para ser más empáticos, dejar atrás los prejuicios, aprender a aceptar y cambiar así nuestra visión de los demás. Una historia que hace foco en el empoderamiento femenino, reflejado en tres generaciones.
