A cuatro años del comienzo de los entrenamientos, los Espartanos tienen su propio pabellón y cancha. Una camada de nuevos presos es recibida por los viejos y la noticia de las salidas de Toto y Cady sacuden al equipo. Coco lidia con los intereses de empresas que quieren usar su fundación para su propio beneficio y la dificultad de reinsertar laboralmente a los espartanos que cumplen su condena.