Desde el principio de la Humanidad, los hombres han necesitado deshacerse de sus enemigos. Este es probablemente el origen más primitivo de las cárceles, que comenzaron como cuevas ocultas y pasaron a convertirse en tumbas y torreones. Pero ¿cómo eran y cómo evolucionaron? ¿cómo pasaban los condenados sus días? En España hay muchos ejemplos de edificios que sirvieron como prisiones, pero las más espectaculares y siniestras merecen una mención aparte.