A veces, cuando una promesa, un vínculo o una idea de futuro se rompe, sentimos que nuestro mundo se desmorona. Vivir una infidelidad puede tambalear la autoestima, la confianza y nuestra forma de relacionarnos. Aparecen preguntas difíciles: ¿Qué falló? ¿En qué me equivoqué? ¿Podré volver a confiar?