Howard Carter no cree en supersticiones. Durante su viaje en tren, acosado por las preguntas de Javier Sierra, termina confesando que el 26 de noviembre de 1922 entró en secreto en la tumba de Tutankamón. Lo hizo antes que ninguna autoridad del país, arropado por la madrugada y borrando sus huellas para no ser descubierto. Su relato, estremecedor, da fe del extraordinario momento en el que Carter dio un auténtico salto en el tiempo, 3.500 años atrás en la Historia.