En tiempos en los que la marginalidad y la pobreza azotan a la sociedad y la gente cree que los funcionarios no escuchan sus reclamos, entra en acción “el puntero”, una pieza fundamental en el engranaje político. Este personaje, a diferencia del resto de los dirigentes, está cerca del pueblo, escucha sus necesidades y soluciona sus problemas más elementales como vivienda, educación y alimentación. Claro que, para hacerlo, debe negociar y responder a una red de corrupción política en la que, quienes forman parte de ella, están dispuestos a todo por un poco más de poder.