19 de agosto de 1996. En el Radio City Music Hall de Nueva York, la cantante Carly Simon se siente aterrorizada ante la perspectiva de actuar en pocos minutos, en función privada, con motivo del quincuagésimo cumpleaños de Bill Clinton. Para calmar su miedo escénico recurre a un remedio habitual en sus giras, y lanza un gesto nervioso a su orquesta. Sonriendo, el saxofonista, el trompeta y el trombón se turnan para poner a Carly sobre sus rodillas y darle unos juguetones azotes en el culo. Desgraciadamente, el telón se levanta antes de tiempo, en plena azotaina. «Estoy segura de que a Clinton le encantó», recuerda la cantante…