Cada vez más personas pasan por la consulta del psicólogo preocupadas por una sensación mayor de desarraigo y aislamiento en su día a día, que suele dedicarse a largas jornadas laborales, a mantenimiento y logística de la vida cotidiana; hay quien además está estudiando, cuida de algún familiar y si queda un resquicio en la agenda, aprovecharlo para tomar un indispensable descanso. El invento de las redes sociales, llamado a facilitar la construcción de redes de amistades entre los usuarios, parece haberse convertido más en un sustituto que en un potenciador. Paradójicamente estamos más conectados que nunca y sin embargo nos sentimos más solos en medio del triunfo de las sociedades individualistas.