Pablo Chiapella vuelve a su tierra, Albacete, para visitar Motilleja. En este pueblo de la Mancha Pablo se siente como en casa y se queda sorprendido con el potencial de sus vecinos: allí, quién no toca el laúd, baila con una peonza en la cabeza o se arranca a cantar una copla mientras vende pescado.
Pablo Chiapella vuelve a su tierra, Albacete, para visitar Motilleja. En este pueblo de la Mancha Pablo se siente como en casa y se queda sorprendido con el potencial de sus vecinos: allí, quién no toca el laúd, baila con una peonza en la cabeza o se arranca a cantar una copla mientras vende pescado.