Huir de la Navidad o de alguna de sus ofensas no es moco de pavo. Porque en Navidad se ofende (y se miente) mucho: con los regalos, con las calorías y con nuestros deseos más íntimos. Dan ganas de montarse una cata de vinos o de hibernar en Kyoto para huir de la matraca de los villancicos y los centros comerciales. Menos mal que tenemos a Sílvia Carey y a Toni Noel para recordarnos todo lo bueno de estas fiestas. A saber: comer, colar alimentos a través de fronteras internacionales, comer otra vez y que tu madre cocine para ti. Porque en casa ajena estas fiestas molan bastante más, y si no que se lo digan a Toni Acosta. Sílvia Abril es un poco más Grinch, pero si le dejas desnudarse en un paraíso soleado se transformará en Olaf. Al fin y al cabo, el espíritu de la Navidad es algo que está en nuestro interior. ¿No?