Gervasio confrontará a su terapeuta quien le insta a confiar en el proceso. Iremos descubriendo como el descontrolado modo de vida de Ger le llevó a ser despedido del CAR sintiéndose aislado y atrapado en una vida de alcohol y drogas. Pero un rayo de esperanza surgirá cuando sea invitado a los Juegos Olímpicos de Río 2016, sin embargo la emoción se desvanecerá pronto cuando descubra que él no tiene lugar en el desfile. Humillado y lleno de rabia, su estancia en Río terminará en una borrachera que lo llevará a ser expulsado de su hotel y enviado de vuelta a España. En la clínica formará una conexión con Sara, otra paciente, enfrentándose así a sus propios demonios. Finalmente, Ger aceptará la realidad de su enfermedad y, tras meses de tratamiento, dejará la clínica decidido a no recaer. De vuelta en su gimnasio de La Mina, Gervasio buscará redimirse a través de su pasión por la gimnasia. Se reconciliará con su familia encontrando así un propósito ayudando a los jóvenes.