Imagínate estar tan tranquilo en tu sofá y de repente ¡pum! te calcinas. Estoy hablando de un fenómeno conocido como “combustión espontánea humana” que ocurre cuando, de repente, una persona queda reducida a cenizas sin que haya una fuente aparente de fuego… Una conspiración que hoy ha perdido seguidores pero que lo petaba en el siglo pasado.