Alberto Garzón es riojano de nacimiento y pasó su primera infancia en Sevilla, pero Málaga es el lugar donde se formó quien es hoy. Como casi todos los niños quiso ser futbolista, pero pronto la política desvió ese camino que no llegó ni a coger. Hoy, no tiene ni 40 años y ha vivido de todo: hasta una jubilación, la de la política institucional. Pero para saber cómo ese chaval tan recto y disciplinado que llegó a ministro ha sido la persona que es, hay que ir al Rincón de la Victoria, tocar el timbre y pedirle a Alberto que baje.