La admiración de los antiguos egipcios por la naturaleza queda patente en el conocimiento que ellos tenían tanto de la naturaleza terrestre como estelar. Muchos de sus mitos están relacionados con la astronomía. En la actualidad la disciplina científica que lo estudia es la arqueoastronomía. La orientación tan precisa de templos y tumbas a algunas constelaciones o el sol en determinados momentos del año nos está hablando precisamente de ese apego a las estrellas.