A Javier del Pino le vuelve loco el pan. Esto no impresiona mucho, porque lo raro es encontrar a alguien a quien no le guste acompañar sus comidas con este manjar, pero a Javier solo le gusta el buen pan. El que tiene una buena miga, una buena corteza y unas burbujas como puños. Le gusta tanto el buen pan que se niega a comer cualquier otro que no esté a la altura. Pero esto no ha sido siempre así: cuando se mudó a Estados Unidos para ser allí el corresponsal de la Cadena SER, estuvo unos años sin comer pan. Hasta que un artículo del New York Times lo cambió todo.