Teresa está agotada, devastada y no deja de pensar en qué podría haberle ocurrido a su hijo. Por lo mismo, es que decide ir a la pieza del niño para sentir su olor y llorar tranquilamente entre sus cosas. Momento en que descubre una fotografía antigua donde aparece Mateo junto a ella, su hija, Flavia, Dante y atrás, en otra mesa, a Salfate espiándolos.