Los antiguos egipcios amaban tanto a los animales que los momificaban como si fueran personas, ya se tratara de mascotas que los acompañaban en la vida eterna o bien de ofrendas que realizaban a los dioses. Entre este tipo de momias se ha encontrado un amplio rango de especies, desde escarabajos peloteros y peces hasta gatos, cocodrilos y toros.