Los más pequeños visitan una exposición sobre la Prehistoria. Allí, Alfredo se encuentra con un experto en estos temas (Juan Luis Arsuaga) al que invita a dar una conferencia sobre el tema en el Azcona. Al mismo tiempo, Lolo, impresionado por la exposición, tiene la idea de recopilar objetos actuales que poder esconder para que los hombres del futuro sepan cómo vivían ellos. Bego y Nadia se entusiasman con la idea y comienzan a organizar su particular yacimiento arqueológico para la posterioridad. Desde que se ha recuperado de su adicción a las drogas, Toni trabaja en el desguace de su padre. El cree que sus padres le han pagado la rehabilitación y por ello, aunque su verdadera vocación es la pintura, se esfuerza para no decepcionarles y hacer el trabajo lo mejor posible. Quimi está constantemente pendiente de él para conseguir mantenerle alejado del mundo de las drogas. Además, Quimi insiste para que su hermano mayor recupere su afición por el arte. Félix, que está algo preocupado por su vida sexual, comenta con Luis sus inseguridades. Luis le dice que todo lo que le pasa es normal y aprovecha para alardear de lo bien que le ha ido a él con Rocío en ese terreno. Sin embargo, algo le pasa a la mujer de Luis que ya no está tan dispuesta como antes a sus requerimientos. Mientras Luis protesta por la inesperada actitud de Rocío, Félix se debate entre dos mujeres: Marisa y Andrea. Algunos alumnos del Azcona se dedican a robar las preguntas de los exámenes para venderlas a sus compañeros. Unos están de acuerdo con esa táctica y pagan por saber las preguntas, otros, como Quimi, no quieren ni pueden pagar por ello. Todo se complica cuando Sara les propone robar las preguntas del próximo examen, lo que podría costar más dinero de lo normal. Se trata del examen de Tere, la directora del colegio, que nunca se separa de sus preguntas.