En la mitología griega, quimera significa «animal fabuloso» y era un ser feroz que vagaba por las regiones de Asia Menor aterrorizando a las gentes y devorando sus rebaños. Una quimera biológica es el resultado normal de una transfusión de sangre o de un trasplante de órgano, pero también puede producirse de forma congénita. Un ejemplo sería la fertilización de dos óvulos por dos espermatozoides y la agregación de los dos seres cuando son zigotos o blastocistos. Es decir, tenemos dos embriones muy tempranos y se fusionan entre sí. Las quimeras parecen ser especialmente abundantes en los tratamientos contra la infertilidad.