Laura, asustada, piensa que va a ser la próxima víctima de las brutales agresiones que últimamente se vienen sucediendo. Su estado de estrés afecta a su trabajo, pese a que tiene vigilancia policial. Sospecha que varios enfermos la miran de forma inquietante.
Mientras tanto, Archi, un jugador de rol, tras asistir a una partida en la que se simulaba el asesinato de un médico, entra en el hospital armado con una catana escondida.
Por otra parte, un niño de nueve años resulta atropellado cuando su madre estaba cambiando la rueda del coche en una autovía. El accidentado necesita para una transfusión un tipo de sangre especial, que sólo posee el padre. La madre no quiere volver a ver a su ex marido, que tiene una orden de alejamiento del niño por haber cometido abusos con él.