El equipo médico recoge de las vías del metro a un joven que intentaba suicidarse. El chico le dice a sus padres que no se quería matar, pero los médicos optan por atarle a la cama por si lo intenta de nuevo. Cristina interroga al enfermo y le desata porque cree en él. El joven aprovecha este voto de confianza para tomarse un bote de pastillas.
Por otro lado, Mario, temiendo un derrumbe, no inmoviliza a un hombre al que saca de un edificio en escombros. Diana comprende que su compañero empieza a tener miedo de morir en una de sus intervenciones.
Además, unos análisis demuestran que el temblor de manos de Vilches no es grave y que no le va a impedir seguir trabajando. Al tratar a un paciente con crisis nerviosa por estrés, Vilches comprende que debe de tomarse todo con más calma y se presenta en el colegio de su hijo para recogerle e invitarle al cine.