La jornada en el servicio de Urgencias se desarrolla en medio de un apagón que mantiene a oscuras a toda la ciudad. La admisión de pacientes vuelve a sufrir un colapso. Pero la masiva afluencia de enfermos no es el único problema con el que se enfrentan en el Central.
Por un lado, se confirma la grave enfermedad de Vilches. Su ausencia, unida a la dimisión de Aimé como jefe de Urgencias, lleva a Dávila a tener que encargarse en persona de la organización de todo el servicio.
Héctor se ve perjudicado por este vacío de poder, ya que no encuentra a nadie que firme la solicitud de su plaza, pero en lo personal irá todo un poco mejor, ya que conseguirá “arrancar” una cita a la hija de Dávila.
Además, tras una pelea entre dos adolescentes, uno de ellos ingresa muy grave. El agresor padece un tipo de autismo llamado Síndrome de Asperger y antes de ser llevado al hospital arremete también contra un policía, los médicos intentan desentrañar qué es lo que ha provocado su ataque de agresividad.
Por otro lado, Lidia, la chica con sarcoma en estado terminal, pide a Mabel que localice a su madre que la abandonó hace 20 años. La médico decide mantenerla viva artificialmente aunque en su testamento vital especificó que no quería ser asistida.
Para empeorar las cosas, Ramón es un anciano que trata de impedir un robo disparando a los dos ladrones. Tras el disparo sufre un infarto de la impresión. Uno de los heridos es Benito, el hermano de Guille.