Al colegio llega Doña Merlucines, una vieja avinagrada y chismosa, que pronto hace la vida imposible a Celia. La guerra entre ambas registra muchas batallas, de distinto tono y magnitud. Celia ha de refugiarse en su escondite de la huerta para sentirse libre. Llegan unos titiriteros que dicen que van camino de la China. Celia no puede irse con ellos, pero puede hacerlo imaginariamente.