En 1998, tres asesinatos consecutivos conmocionan a la ciudad de Vitoria. Pese a la alarma ciudadana, la investigación policial no señalará a ningún sospechoso claro en ninguna de ellas. Un año después, un cuarto homicidio propiciará un vuelco radical al caso. La Ertzaintza apuntará, en esta ocasión, a un mismo autor para la inquietante oleada criminal.