Monterrey es la tercera ciudad más grande de Méjico y su capital industrial. Aquí viven las grandes fortunas del país. Una metrópoli en ebullición con más de cuatro millones de habitantes, que en pocos años se ha convertido en una de las ciudades más peligrosas de Latinoamérica. Como dice Joel Sampayo, periodista veterano, "dan ganas de no ver el periódico, dan ganas de no vivir esto". Tras el año más sangriento de su historia, con 700 ejecutados, Monterrey sufre cada día en sus calles la violencia de las guerras del narcotráfico. Acompañamos a la Policía Estatal en su patrulla donde defienden "que esto se va a acabar, lo haremos por nuestras familias". "Con miedo no vamos a ninguna parte", sostienen los vecinos de La Risca, el barrio más pobre y peligroso de Monterrey que recorremos en profundidad. Y justo enfrente, San Pedro, el municipio más caro de toda Latinoamérica, donde los empresarios confiesan que hay lista de espera para blindar los coches, porque "aquí primero disparan y después preguntan". Pero Monterrey es conocida también como "La Ciudad de las Montañas", rodeada de cumbres y Parques Naturales con cascadas bellísimas. La fiesta del Rodeo les convierte en auténticos vaqueros. Y es que Estados Unidos, Texas, está a sólo dos horas de Monterrey por carretera, "una auténtica vía de la droga", según Jesús, con quien cruzamos la frontera. La Macroplaza es el corazón de Monterrey. La artesanía invade el Barrio Antiguo. En los mercados se mezclan comida y santería. Las rancheras son la banda sonora de este pueblo que sueña con la paz en sus calles.