Es el cumpleaños de Abelardo Pons, un reconocido empresario y padre de tres hijas. Frida, de 16 años sale esa noche junto con sus primos y todos sufren una pesadilla que marcará sus vidas.
Una llamada le confirma a Abelardo que Frida está en problemas. Debe seguir las instrucciones al pie de la letra, le advierten que quieren verlo sufrir. El empresario no dice una sola palabra.
La presencia policial complica la situación, Pons pierde el control, le echa la culpa a Cabrera. Otra llamada pone a temblar a todos, el captor exige más dinero y promete peor venganza.
Abelardo reconoce la voz en la grabación de la llamada del secuestrador y la policía va tras él. Se trata de Ramiro Bolaños, excontador de la empresa de Pons, despedido hace años por fraude.
Los Pons ventilan el caso de Frida en TV, pero las sospechas surgen en el seno de la familia. Marcela sospecha de su esposo e intuye que Diego, tiene que ver con la desaparición de su hija.
La policía descubre que Diego consume drogas y todas las dudas recaen sobre él. Cabrera lo lleva a la delegación y lo presiona para que diga qué hizo con Frida la noche que desapareció.
Un email de Frida y una mancha de sangre colocan a Diego y a Tomás en el ojo del huracán. Surgen preguntas, pero lo más inquietante es un certificado que Frida mostró para no ir a la escuela.
Alguien filtró la información, los titulares en la prensa destapan la polémica y los Pons, indignados. Salvador argumenta que el miedo se apoderó de los primos y por eso, no lo contaron todo.
Frida descubrió un secreto hace un mes y lo usó para chantajear a Sasha. La adolescente exigió que no la trate como una tonta, guardaría silencio a cambio de un documento falso.
La policía debe seguir un protocolo antes de ir tras una pista y eso desespera a los padres de Frida, especialmente a Marcela cuando oye a Teresa Beltrán, quien asegura haber visto a su hija.
Cabrera y su equipo descubren un lugar, donde los rastros de ADN confirmarán si Frida estuvo allí. Martín va a terapia y confiesa no sólo admiración por la fortaleza de Marcela.
Abelardo cree que Cabrera es incapaz de llevar adelante el caso de Frida y exige que lo aparten. Pons alza la voz y su lado machista sale a la luz, Marcela debe mantenerse al margen.
Marcela desaparece sin decir a dónde va, se entera cómo y por qué Cabrera perdió a su familia. Abelardo está más que preocupado. Tienen el retrato hablado del presunto secuestrador de Frida.
A casi tres semanas de la desaparición de Frida, una reportera enciende las alarmas. Las estadísticas que comparte son escalofriantes, Abelardo interrumpe y la espanta como a una mosca.
Desde que Frida desapareció, Marcela cree que su familia nunca volverá a ser como antes. A escondidas, ve a Cabrera y reacciona muy mal, cuando él le ordena que deje de jugar a la detective.
Marcela teme perder su matrimonio, están distantes y como si estuviesen de luto, pero tiene una oportunidad de acercarse a su esposo. No advierten que alguien más los ve.
Celebran el cumpleaños de Carolina y una llamada de Cabrera los hace salir corriendo. Aparece el cuerpo de una joven con las características de Frida, sus padres deben ir a reconocerla.
Martín se confiesa en la terapia, está enamorado, pero sabe que podría comprometer su trabajo, lo único que le queda. Se deja llevar por las circunstancias.
La policía se enfoca en el motivo que justifique la desaparición, presunto secuestro y solicitud de rescate de Frida, pero el teléfono suena y el mensaje es alentador. Marcela está en shock.
Aparece un nuevo testigo, mientras todo apunta a que alguien de la familia Pons o muy cercano a ella tiene conexión con el caso de Frida. Interrogan a Enrique Arteaga, su coartada no es sólida.
La policía monta un operativo en casa de los Pons, hay razones para creer que quien tiene a Frida se comunicará otra vez. Ingrid, Tomás y Diego quieren ver la foto que enviaron de su prima.
Para recuperar el mando de su proyecto arquitectónico, Salvador tiene todo para hundir a Abelardo Pons y no sólo se trata de una demanda. Rafaela le da un arma poderosa, chantajearlo.
Abelardo está acorralado, impone sus reglas, pierde el control con su cuñado y Marcela lo nota sin saber exactamente lo que ocurre. Pons disimula todo lo que puede, pero no aguanta más.
La confesión de Abelardo tiene consecuencias insospechadas, Marcela asume las riendas, le reclama sus mentiras y confronta a Cabrera para que le diga si sabía de la infidelidad de su esposo.
Llega un mensaje sobre una vida libre de mentiras, pero todos tienen algo que ocultar. Marcela y Martín tienen un secreto, Ángel y Antonio tienen otro. Abelardo visita clandestinamente a Sasha.
Cada movimiento cuenta, Marcela debe ir sola con el dinero a un parque público. La advertencia es clara, si la policía interviene matarán a Frida. Todos están con los nervios de punta.
Han pasado muchas horas y es momento de pensar que quizás el secuestrador quiera más dinero, que Frida es manipulada para que se involucre en todo esto, o tal vez peor, que esté muerta.
Abelardo tiene una explicación de cómo llegó esa tarjeta a su cartera, pero la fiscal llega con una orden de registro a casa de los Pons. Es ahora el principal sospechoso del rapto de su hija.
Abelardo pierde la cabeza cuando lo interrogan y ve con recelo un video de seguridad que le da pistas de quién entra y quién sale de su oficina durante su ausencia.
Frida organizó un paseo en la escuela, al que nunca asistió y se fue con “alguien especial”. Una foto lo confirma. Marcela cree que Abelardo estaba de viaje de negocios, ese fin de semana.
Una cita secreta tiene un propósito: podría revelar quién traicionó a Abelardo. El empresario está dispuesto a pagar lo que sea por confirmar su teoría.
La fiscal, Abelardo y el capitán Pedroza sospechan de Cabrera y su relación con Marcela, pero ahí está Cantú para responder preguntas incómodas sobre el jefe de la investigación.
Abelardo trae agua para su molino. Cuenta con Cantú, con Rosita y un detective privado. Mientras, Marcela harta de que le oculten cosas, se lleva la sorpresa de su vida.
Las autoridades lanzan un anzuelo y preparan la grabadora para obtener una prueba irrefutable. Cantú y Cabrera están listos para proceder con el apoyo de la fiscal.
Abelardo cuenta con el espía que sigue a Marcela a todas partes, un dato crucial lo moviliza. Enrique trata de hacerlo entrar en razón, pero la paranoia es total. Casi derriba la puerta.
Abelardo enfrenta a su esposa e intenta llevársela a la fuerza, pero la peor parte se la lleva él, cuando llama a la fiscal para contarle todo. Martín y Marcela, se sienten culpables.
Un nuevo análisis conduce a una cámara fotográfica, hay que saber de quién es para dar con el captor. Familiares y amigos de Frida entregan las suyas, Ángel es el único que no puede hacerlo.
Marcela comparte la rutina de Abelardo con la policía, hacen un cateo secreto. La búsqueda de evidencia es en casa de los Pons e incluye pruebas con luminol, rastros de ADN y polvo.
La salud de Abelardo Pons está estable y las autoridades no le darán ningún privilegio. La fiscal asigna a Cantú y a Robles roles muy definidos esta misma noche. Cabrera, fuera del caso.
Trasladan a Abelardo Pons a un tribunal acusado de secuestro de menores. La fiscal solicita una medida cautelar contra el detenido, por considerarlo un peligro para la sociedad.
El secuestrador llega para alimentar a Frida y ella ve la foto de su padre detenido, desespera, quiere salir del refugio, no soporta que acusen a Abelardo. Cabrera ve el caso con otros ojos.
La coartada de Abelardo despierta el interés de Cabrera por otros familiares e interroga a Salvador. Rafaela reclama a su marido perderse toda la noche y tener comestibles ocultos en el auto.
Con tantas evidencias, aparentemente plantadas, todo es circunstancial. Necesitan a Marcela para que presione a su esposo y confiese, o para que ella testifique en su contra en el juicio.
Cabrera vuelve a la cabaña con Marcela y descubren que el lugar no fue elegido al azar. Tal vez, la escena fue preparada para despistar a la policía. Abelardo se quiebra.
El dueño de la cabaña, desde hace 20 años, es un empresario canadiense y es necesario hablar con él para identificar al secuestrador. Nada ni nadie detiene a Cabrera con ese dato.
Salvador, cada vez más presionado por quienes lo rodean, tarda más en regresar a la cabaña. Frida ya no tiene alimentos y toma una medida desesperada. Nueva orden de la fiscal para Abelardo.
Abelardo está en la cárcel y Marcela lo visita con un solo objetivo: que se ponga en su lugar, luego de todas las pistas halladas en su contra. Cabrera interroga a Salvador Terán.
Salvador pierde el control, quema la evidencia y prepara el arma para eliminar a Frida. Cabrera visita a Marcela e insiste, aunque fuera de su vida y de la investigación, encontrará a su hija.
La verdad es tan cruda, que Rafaela no puede creerle a Salvador ni al monstruo en el que se convirtió. Se trata de su marido y su sobrina enredados en una historia de amor imposible.
Frida fue hallada con vida y trasladada al hospital, por el propio Martín Cabrera, quien hace el anuncio a través de la prensa. Salvador teme que ella despierte y lo cuente todo.
La carta de Frida no solo habla del amor que existe entre Abelardo y su hija, ahora es una pieza clave de la investigación. Cabrera se la entrega en persona a Pons y le parte el corazón.
Salvador pasa por su peor momento, debe acompañar a sus hijos a ver a Frida en el hospital. Después de todo, mirar a los ojos a su exrehén provoca una crisis que no puede ocultar.
Cantú y Robles llegan con una orden de allanamiento al taller de Salvador Terán. Revuelven todo, buscan la conexión que Sasha encontró entre Eric Bernard, el empresario canadiense y su jefe.
Frida, de 16 años, hija mayor del multimillonario Abelardo Pons, desaparece la noche del cumpleaños de su padre, bajo muy extrañas circunstancias. La vida de la familia cambia para siempre.
Interrogan a Salvador, para todo tiene una respuesta, incluso justifica la cancelación de su viaje hace dos días. Cabrera intenta refrescarle la memoria y aplica una de sus mejores técnicas.
Salvador no puede más y una invitación familiar se convierte en otra tortura. Los recuerdos lo atormentan y Rafaela le exige que se controle. Todos rezan por Frida, la operan otra vez.
Los Pons se hunden en el dolor por Frida y las autoridades van a la caza del asesino. Ahora el caso es homicidio doloso en primer grado. El destornillador ensangrentado, la mejor pista.
Presentarán cargos contra Salvador Terán, mientras Rafaela insiste en que su marido nada tiene que ver. Casi, como seguir un libreto, elaboran una versión, basada en los abusos de Cabrera.
Salvador debe responder preguntas de Cabrera y de la fiscal. Una relación secreta impulsó a Frida a fugarse de su casa y al día siguiente de su desaparición, llamó a su tío para estar con él.
Salvador va a la corte a oír los cargos que le imputan y Abelardo pierde el control. Rafaela habla con sus hijos sobre la confesión de su padre, pero Ingrid cree que lo obligaron a decir eso.
Marcela visita a Salvador en prisión, necesita ver a los ojos “al cobarde” que mató a su hija. El encuentro desata la ira, Terán sigue negando que abusó de Frida y que le disparó.
Con un caso repleto de irregularidades, Rafaela y su abogado adelantan la audiencia. Terán podría usar una estrategia legal para justificar por qué dijo lo que dijo en su confesión.
Una exalumna de Salvador aparece para contar su historia de drama y dolor. Cabrera obtiene información sobre qué hizo Terán, cuando era profesor universitario. Abelardo busca otra oportunidad.
Marcela encuentra demasiadas coincidencias en los dibujos de Laura, aunque la hermanita menor de Frida no tuvo contacto con los medios, ni nadie le dio información tan detallada del crimen.
Terán pide que lo saquen de prisión cuanto antes, así sea necesario declararlo loco, su abogado piensa en trasladarlo a una cárcel de máxima seguridad. La policía sigue tras el arma homicida.
La fiscal Zambrano interroga a Rafaela y se centra en el perfil psicológico de Ingrid, como una posible víctima de su padre, aunque los sentimientos de ella por Salvador sean inobjetables.
Marcela sube al estrado y testifica en el juicio contra Salvador Terán, la defensa le hace una sola pregunta que desacredita a los investigadores del caso y deja al jurado boquiabierto.
La defensa contraataca. Rafaela denuncia acoso policial y Martín debe responder. Las artimañas legales dibujan el perfil de un agente con problemas. Una grabación juega en su contra.
Es un día decisivo, el tribunal anunciará su veredicto sobre el caso de Frida Pons y la culpabilidad o no de Salvador. Rafaela confiesa a sus hijos que siente miedo por lo que pueda pasar.
Rafaela y Salvador piensan en abandonar el país, pero su situación económica es complicada. La Fiscalía prepara otra demanda contra Terán, él no debe enterarse. Abelardo pierde la cabeza.
Marcela interroga a Salvador, sabe que él no mató a Frida y le pide una pista. Cantú y Cabrera revisan los movimientos financieros de Rafaela, los conduce hasta Lorena y la enfrentan.
A Rafaela se le complica la vida, no puede salir del país y el soborno a la testigo la compromete. Debe responder más preguntas a la policía, también a Salvador quien tiene su propia teoría.
Rafaela y Salvador se encargan de limpiar su imagen ante la opinión pública. Abelardo desembolsaría la cantidad que sea, con tal de que el asesino de Frida pague por lo que hizo.
Marcela ve con claridad en sus pesadillas, cuatro elementos relacionados al crimen de Frida. Rafaela complace a Salvador y le muestra que todo eso está en su poder.
Tras la noticia del hallazgo de las evidencias del caso de Frida, Rafaela corre a ver a Sasha. La policía interviene el teléfono, oyen una llamada de Robles a Abelardo y obtienen una pista.
En el peritaje de la escena del crimen de Sasha, Cabrera encuentra una pista. La teoría de un robo no está descartada, pero ¿hay alguna relación entre el crimen de Frida y el de Sasha?
Robles anuncia que llegó la hora de cumplir con la misión que le encomendó Abelardo y con un arma de alto calibre tiene a Salvador en la mira. Los hijos de Rafaela buscan pruebas en su clóset.
Tomás ya no soporta más el caos familiar, va con la policía y busca apoyo en casa de su primo Diego. La fiscal Zambrano ordena protección para los hijos de Terán, Ingrid sufre otra crisis.
La policía tiene la prueba conclusiva que necesitaba, Salvador le sugiere a Rafaela entregarse. La fiscal Zambrano tiene una propuesta para él y a escondidas de su mujer, la escucha.
Es Año Nuevo, Salvador y Rafaela brindan como pareja. Al creerse traicionada, prepara su venganza. Pons la convence para que venga sola a pasar esa noche con sus hijos y el resto de la familia.
Rafaela le da una vuelta de timón a su estrategia, las dudas surgen por todos lados. Es muy pronto para sacar conclusiones, la policía investiga si Salvador se quitó la vida o lo mataron.
La policía despliega una búsqueda por tierra y aire para arrestar a Rafaela. Ella logra escapar y se refugia en un lugar donde nadie la pueda encontrar. Ingrid es su rehén y comete un “error”.
Rafaela se enfrenta a tiros con la policía, tras una larga persecución. Cantú es blanco de una de las balas. Cabrera persigue a la sospechosa, están cara a cara y ella dispara primero.