Miles de mujeres acuden a las minas de oro ilegales de la Amazonía brasileña para buscarse la vida como trabajadoras sexuales. La superficie ocupada por la minería en Brasil se ha más que duplicado en la última década, atrayendo a miles de personas en busca de mejores ingresos. Pero la ONU advierte que este avance expone a muchas mujeres a la violencia y la explotación sexual.