El 30 de abril de 2009, Therese Johansson, de 15 años, besó a Tim, un chico de otra clase en una fiesta que se celebraba en las afueras de Estocolmo. Un beso que de inmediato pareció un coqueteo adolescente, inocente y fugaz. Pero, a su vez, un beso que iba a tener consecuencias dramáticas y que 38 días después culminó en unos hechos que conmocionaron a toda Suecia.