A Hollywood le gusta presentarse como paladín de la diversidad y la democracia. No obstante, atraída por el tamaño del mercado chino, la industria cinematográfica estadounidense se ha plegado a la censura del "imperio del centro": quedan vetados los temas delicados como el Tíbet o Taiwán y los personajes LGBTQIA+. La fábrica de sueños incluso ha prescindido de una de sus estrellas, Richard Gere, porque su compromiso con un Tíbet libre disgusta al gobierno de Pekín.