Alba se traslada a casa de su hermano, muy a pesar de su cuñada Miriam. La prensa se hace eco de la detención de los Entrerríos y Eloy les salva como puede de los periodistas. El abogado informa a la familia de los procedimientos venideros: la vistilla y la decisión del juez sobre la posible fianza. Alba comienza a ser acosada por grandes bufetes que la tratan como mercancía, pero no se deja manejar. Tirso aporta su granito de arena presentándole a Marta, la abogada que la defenderá. Los Entrerríos asumen su nueva realidad, pero no bajan la cabeza y planean desacreditar a Alba como sea. No se puede decir lo mismo de Hugo, quien parece que no levanta cabeza… Mientras Alba esquiva a la prensa, Miriam les cuenta todo lo que puede, incluso que Alba y Bruno eran pareja.