Un libro en manos de Luisma puede tener consecuencias insospechadas. Eso es lo que ocurre cuando el ex yonqui se hace con un volumen con todo tipo de estadísticas y descubre que una de cada cinco personas consume droga. Si él ya no es drogadicto, ¿quién de su entorno es el enganchao? Según apunta un libro de estadística, una de cada cinco personas consume droga. Esta afirmación lleva a Luisma a emprender una singular cruzada: descubrir a quién se droga dado que él ya no lo hace. Una sucesión de erróneas deducciones llevarán al hermano de Aída a pensar que Chema es drogadicto. Mientras, el tendero sólo intenta volver a lucir melena con la ayuda de unas pastillas que no quiere que descubran en su entorno. Destrozado y hundido: así se siente Mauricio tras descubrir que Noe, la amiga de Lorena de la que estaba profundamente enamorado, se aprovechó de sus sentimientos para sacar provecho económico. Preocupada por el estado anímico del empresario hostelero, Soraya intenta animarle, objetivo que consigue cuando poco después ambos acaban riéndose de sí mismos en el Reinols. La buena disposición de Soraya hará que el corazón de Mauricio encuentre un nuevo objeto de adoración. Tras sentirse atraído por un hincha que acudió al bar de Mauricio para ver un partido de fútbol, Fidel se propone conquistarlo. Para lograrlo, el hijo de Chema incrementa sus conocimientos futbolísticos mediante la voraz lectura de diversos diarios deportivos. La nueva obsesión de Fidel le hará abandonar un trabajo sobre astronomía que estaba llevando a cabo con Germán. Su compañero de estudios no se lo perdonará y, ayudado por Jonathan, ideará una pérfida venganza.