María Alejandra Rivas llega como residente al Hospital Universitario Santa María junto con otros practicantes.
La mujer pasa por una enorme depresión luego de descubrir que el Dr. Marcos Perdomo, un médico endocrinólogo y su futuro esposo, la traicionara con otra mujer a pocos días de su matrimonio. Devastada, ella busca refugio en un bar y hace amistad con el barman, quien la consuela y lidia con su enorme borrachera sin aprovecharse de ella. Lo que María Alejandra no sabe, es que el hombre en realidad es el respetado Dr. Andrés Guerra, uno de los mejores médicos cirujanos del hospital donde ella empezará a hacer la residencia.