Sole ha convertido a Diana en su protegida: la cuida como si fuera una hija. Cuando acude al plató donde graba Diana y oye al productor de la serie (Constantino Romero) decir que quiere que el papel de Diana desaparezca, ella se lo cuenta. Entonces Diana le canta las cuarenta a su jefe pero mete la pata porque no la pensaban despedir. Diana se enfurece con Sole y quiere marcharse de casa, pero la otra intentará retenerla. Por otro lado, cada vez falta menos para el gran día y Sergio no puede evitar estar muy nervioso. Siente que ya no tiene escapatoria y no sabe si está haciendo lo correcto. Rocío le gusta mucho pero no es capaz de reconocer si está verdaderamente preparado para el matrimonio. Ante tanta duda pide consejo a su amigo Gonzalo, quien con sus explicaciones no le sirve de mucha ayuda. El compañero de Carlota le confiesa que antes de dar el paso se sometió a una serie de pruebas para asegurarse de que la madre de su futuro hijo era el amor de su vida. Pero no le sirvió para nada porque se dio cuenta de que amaba de verdad a Carlota cuando la vio durmiendo. Sergio decide seguir sus pasos, a la espera de esa prueba definitiva. Y supera con creces los obstáculos previos al matrimonio. Acompaña a su novia de compras y comparte con ella todos los preparativos; accede a tener una comida con sus suegros, hace lo posible por resultar simpático y no pone ningún impedimento a los deseos de la novia con respecto a la boda. Sin embargo, cuando casualmente descubre a Vero dormida, se da cuenta de que es con ella y no con Rocío con quien quiere estar. Pero, ya es tarde.