Diana regresa de su viaje con Santi (Manel Fuentes), el hombre que eligió como candidato a ser padre de su futuro hijo. Pero su empeño por quedarse embarazada ha sido totalmente infructuoso y se siente decepcionada, no sólo porque el rendimiento del maromo, conocido como “el picha brava”, no ha sido el esperado, sino porque ella en las pocas ocasiones que le ha brindado tampoco ha conseguido embarazarse. Gonzalo y Carlota deciden animarla a retomar la idea de ser madre. La pareja es tan convincente en sus argumentos que Diana les hace caso. Pero la solución que encuentra para su frustrada maternidad es tan disparatada que causa una conmoción en la pandilla. Mientras, Álex y Lucía han decidido, al fin, dar rienda suelta a sus instintos: compartirán cama. El periodista adopta una actitud prepotente creyendo que la joven Lucía carece de experiencia en el terreno sexual. Sin embargo, cuando Álex se entera de que el ex novio de su amor era sexualmente un superdotado salen a relucir todos sus numerosos complejos e inseguridades. Paco, que ha vuelto a su trabajo de guardia jurado, lleva a cabo una detención. Él, por mucho que se trate de un delincuente de poca monta y de tan sólo 13 años de edad, se vanagloria ante todos sus amigos de lo que considera una valiente y arriesgada operación policial. El problema surge cuando descubre que el caco en cuestión es Jonathan, el hijo de Aida. Si Paco declara contra él, su madre puede perder la custodia del chico.