Carlota se ha comprado un vestido que le ha costado baratísimo, sin embargo, Cheng Li, un cliente del bar que casualmente trabaja en una taller ilegal le hace ver que ese traje ha costado el trabajo mal remunerado de muchas personas. Es entonces cuando la conciencia de Carlota, personificada en David, Sole, Laura y Paco, se despierta y la obliga actuar. Carlota decide poner una denuncia contra el taller ilegal lo que conllevará consecuencias no previstas. Por otra parte, Paco, tras faltar tres días al trabajo por enfermedad, descubre que nadie le ha echado de menos y, por tanto, que su trabajo no sirve para nada. Lejos de sentirse mal por ello, considera que su trabajo es un chollo y lo proclama a los cuatro vientos lo que, finalmente, le hará volver a arrepentirse de su natural condición de bocazas.