En la casa de Gabriel y Natalia empiezan a desaparecer los objetos más diversos, desde zapatos, vestidos, ropa de su hija Tania, sin ninguna explicación. Al principio, esto se atribuye a los jugueteos del perro. Pero cuando éste fallece en un trágico accidente y las desapariciones continúan, el matrimonio investiga con Hortensia, la antigua propietaria de la casa, quien les revela la pérdida dolorosa que vivió en ese lugar durante su juventud, debido a un error de omisión.