A los 19 años, Eduardo Chillida (1924-2002) era un atleta superdotado encaminado a convertirse en leyenda del fútbol. Pero una lesión brutal durante un partido le apartó para siempre del deporte profesional. Nadie excepto Pilar Belzunce, su compañera de vida, sospechaba en aquel momento que el joven portero de Hernani se disponía a reescribir su destino y a morir unas décadas más tarde como uno de los mayores escultores del siglo XX. 'Lo profundo es el aire' no es una biografía convencional, sino una evocación poética y trepidante de un artista incomparable. Una personalidad que sigue viva a través de sus obras, de sus ocho hijos y de algunos de sus más estrechos colaboradores.