Tras unos años sin verse; Juan decide juntar a sus amigos del colegio para pasar un fin de semana en una casa rural. Tras un día de tranquilidad y una noche de fiesta y alcohol, al levantarse al día siguiente Lidia, se da cuenta que están encerrados, sin agua ni luz; rápidamente intenta alertar a sus amigos.
Lidia se da cuenta de que Juan no es el chico con el que ella soñaba desde el instituto. Además, Claudia les ha escuchado desde la habitación de al lado y mantendrá una conversación con él que le dejará aún más tocado. Los secuestradores llevan otra vez a Toni a la casa para dar un mensaje a sus amigos.