Catalina llega a casa y se encuentra con que su suegro está ingiriendo alcohol pese a sus condiciones de salud. A regañadientes, Catalina acepta escuchar a Ramón que tiene ganas de conversar, pero con el paso de los minutos él resulta hablando incoherencias al punto de que termina irrespetando a Catalina que, atemorizada ante la situación, va en búsqueda de su esposo Alfredo.