Martín tiene retenido a Manuel en el almacén y lo mantiene colgado ante las inquietantes amenazas de João. Mientras, María va a visitar a José a su casa para intentar salvarse y él se presta a sacarla de allí, pensando en realidad en aprovechar el momento para cumplir su trato con João y matarla para salvar a su hijo.
Lucía acude a su encuentro furtivo con José y, cuando ve a María, todas las piezas encajan en su cabeza y comprende que todo fue un montaje para engañar a João. Ha llegado el momento de abandonar su vida actual, para lo cual los tres van a convertirse en testigos protegidos con una nueva identidad lejos de Zarza.