El grupo vuelve a estar completamente fragmentado. Las mujeres no han conseguido hacer fuego y esto imposibilita tener acceso a otros recursos básicos como potabilizar la poca agua que encuentran y la caza o la pesca. La supervivencia se complica y las mujeres se enfrentan a uno de los mayores enemigos en La isla: la precariedad y la lucha interior contra sus propios miedos.