Pepa está decidida a ganar la guerra que le declaró a Domingo. A toda costa quiere devolverle a sus hijos, todo lo que él les quitó y tener una vida mejor, sin embargo ellos no están tan seguros de lo que quiere hacer su madre. Por otra parte, el patriarca de los Aldunate se aburrió del desorden en la casa y decidió poner reglas. Algo que no gustó mucho a los integrantes de la casa, sobre todo a Fe, quien fue la principal culpable de las normas que Domingo interpuso.