Desde Valdivia, Matilde y su familia llegaron a Santiago a vivir y lo primero que hicieron fue conocer su casa nueva. Al día siguiente su pequeña hija Ámbar fue al colegio, donde conoció a Dany, conductor de un furgón escolar, quien la llevó a su casa ya que su madre se atrasó. Minutos antes de su matrimonio, Mireya comenzó a tener varias señales de mala suerte, se le rompió un espejo, se le cruzó un gato negro, entre otras cosas. Por lo mismo en la iglesia, le dijo a su prometido Rogelio que no se casaría con él y arrancó rápidamente. Matilde llegó a su nuevo trabajo, después de un viaje muy estresante desde su casa. Al entrar al lugar, se llevó una sorpresa que jamás imaginó, vio a Cristóbal Moller, un viejo amor de juventud. Ambos, se pusieron muy nerviosos y no pudieron disimular la incomodidad.