De los inmigrantes africanos que llegan ilegalmente a Francia, más de la mitad provienen de Mamou, el epicentro de la migración ilegal de Guinea. Cada año, más de 10 000 jóvenes abandonan este pequeño pueblo para emigrar a Europa. Apenas la mitad de ellos llegan a su destino: los demás regresan a casa, lo quieran o no.