Barsut, ensangrentado, llega de madrugada a la pensión. Allí se encuentra con Doña Ignacia, a quién le pide que lo deje entrar. Sin embargo, al descubrir que su lugar fue ocupado por Erdosain decide marcharse. Al día siguiente, Doña Ignacia le cuenta a Erdosain sobre el regreso de Barsut. Perturbado por la aparición de su primo, vuelve al encierro de su cuarto, con la certeza abrumadora de que Barsut está vivo y lo está buscando.