Esperanza extraña la vida en el convento y a sus queridas “Hermanitas”. Sin embargo, está decidida a rehacer su vida por fuera del claustro. Por tal motivo, se va a vivir a la pensión de Gilda mientras intenta hallar un trabajo estable.
La oportunidad laboral vendrá de donde menos imagina: los alumnos del “Santa Rosa” necesitan una persona que dé clases de apoyo escolar. Y nadie mejor que Esperanza para cubrir el puesto. Así, la joven volverá más que exultante al lugar que tanto tiempo la cobijó. Y su alegría será por partida doble, porque eso significa que va a pasar más tiempo con su querido padre Tomás. Sin embargo, su alegría se verá opacada por una triste noticia: su amado cura ha sido desplazado como párroco del convento y debe irse lo antes posible…
Esperanza tendrá una propuesta laboral para dar clases de apoyo escolar en el claustro. La joven se mostrará más que feliz. Sin embargo, su alegría se verá opacada por una triste noticia: su amado padre Tomás abandona el convento…