Tomás tiene la posibilidad de reunirse con el Obispo. Sor Genoveva intentará –con la ayuda de sus “secuaces”- que este encuentro no se lleve a cabo, ya que significaría la dimisión obligada del padre Fortunato al convento, aliado indiscutido de las “monjas conspiradoras”.
Así, urdirá un plan para que el cura no llegue a destino. Con la excusa de la llegada de un camión cargado de donaciones, Tomás se ofrecerá a bajar al sótano para clasificar y ordenar la mercadería. Aprovechando la ocasión, Esperanza también se sumará a la tarea. Y Genoveva no tendrá mejor idea que bloquear la puerta para que no puedan salir.
Tanto el padre como la joven novicia quedarán encerrados…y completamente a solas. En ese ambiente algo frío y prácticamente en penumbras, ambos hablarán nuevamente del sentimiento que está naciendo entre ellos…
Tomás y Esperanza quedan encerrados en el sótano del convento. Ellos creen que fue por accidente, cuando en verdad fue la propia Genoveva quien ha bloqueado la puerta. Allí, en ese más que solitario ambiente, ambos intentarán resistir la tentación…