Empezó en el mar de niño y lo aprendió todo en los barcos, probando y equivocándose. Se convirtió en un experto en el manejo de la brújula; aprendió a navegar sin mirar las estrellas y fue uno de los mejores navegantes de la historia. Colón pudo haber sido un simple marino mercante toda su vida, pero cuando tenía veinticinco años cambió su suerte: unos piratas atacaron su barco y naufragó frente a las costas portuguesas. Allí inició la aventura que le llevaría a descubrir el Nuevo Mundo.