María llega tarde a su boda, y ya va por el tercer intento. Su arriesgado trabajo como asesora fiscal ha provocado que dejara plantado al buenazo de su novio Basilio en dos ocasiones. Pero esta vez 4 galanes la acompañan en su carrera en taxi a la iglesia, aunque ninguno de los 5 recuerda muy bien porque llegan tarde.
La carrera por llegar a la iglesia continúa con sorpresa incluida en el maletero del taxi de Ramón y la posible respuesta al por qué de su vestimenta y lo que pasó la noche antes.
Averiguar qué pasó la noche anterior sigue siendo una tarea complicada, casi tanto como la situación en la que se ve envuelta María el día que intenta comprarse unos zapatos en la tienda de Pepe.
Arturo, el pastelero sabe el talón de Aquiles de María es el dulce y como Superman ante la criptonita, María se vuelve totalmente vulnerable rodeada de pasteles. Un seductor sabe como “atacar” y como buscar el momento más propicio para conseguir su objetivo.
Parece que Basilio, el novio casi plantado, empieza a desesperarse. ¿Habrá boda? Por cierto, ¿alguien sabe si hay tiburones en Benidorm?
¿Quién dijo que lo de “Falcon Crest” solo podía pasar en California? ¿Y que lo de “Abigail” solo ocurría en las telenovelas?
Iglesias de San Francisco hay varias, pero despedidas tan surrealistas como la de María solo puede haber una, aunque sigue siendo difícil recordarla.
Benidorm. Trajes de boda. Recuerdos de noche. Turismo de aventura. Adicción al trabajo. Ángela Merkel. Schwartzenegger. Bisbal. Muchas palabras definen el octavo capítulo de Quieres Algo Más, el del desenlace. Pero todas ellas dirigen a un único final. Averígualo. ¿Quieres Algo Más?
